Latinoamérica se ha caracterizado por ser un caldo de cultivo para las protestas estudiantiles. En muchos casos, han dado lugar al nacimiento de importantes movimientos sociales, como fuerte expresión de acciones colectivas en la búsqueda de la reivindicación de los derechos humanos, en especial referente al tema de justicia social.

En Colombia, durante los últimos dos meses, septiembre y octubre, se han presentado protestas estudiantiles que encierran un motivante particular: ¡la Corrupción! de entes directivos, en especial en cabeza de su Director de Extensión. La situación se da en la universidad Distrital de Bogotá, la segunda universidad pública más importante de la capital colombiana, que desencadenó en algo que resulta remarcable: la solidaridad de las universidades privadas más prestigiosas del país, como son la universidad Javeriana y la Universidad de los Andes, demostraciones de solidaridad, que desde 1970 no se veían. Logran romper con uno de los clivajes más contundentes que más fragmentan a la sociedad colombiana: su extremo clasismo.

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Los videos reflejan la dramática situación durante estas protestas, motivadas por los manejos inapropiados de más de $11.000 millones de pesos colombianos que fueron desviados para el usufructúo personal del Director de Extensión de la Universidad Distrital William Muñoz, cuando deberían ser usados para el funcionamiento de la Universidad Distrital. Las investigaciones del sistema judicial muestran los cuantiosos extractos bancarios en las cuentas personales del Director de Extensión, a expensas del presupuesto estatal, para costear exabruptos gustos personales, viajes nacionales e internacionales y a sus allegados, igual que para adquirir artículos de lujo como relojes suizos, prendas de prestigiosas tiendas, restaurantes entre otros gastos y adquisición de vehículos de alta gama.

Ante la inercia de la acción por parte de las autoridades judiciales colombianas, los estudiantes de la Universidad Distrital decidieron salir a las calles a protestar por estos exabruptos de corrupción que ponen en peligro la continuidad de los programas académicos y la sostenibilidad financiera del “Alma Mater”. Ante esto, el gobierno central y la alcaldía de Bogotá enviaron sus fuerzas de choque, el Escuadrón antidisturbios (Esmad), cuyos enfrentamientos desencadenaron en violentas jornadas. No obstante, no se esperaba que los estudiantes de las universidades públicas recibieran el apoyo de los claustros privados más prestigiosos de la capital de la nación colombiana y que se fuera extendiendo a otras ciudades.

Resulta pertinente anotar que las universidades públicas en Colombia reflejan, además de la extrema corrupción  e impunidad frente a esta patología social,  una  dura situación de  inequidad social, desprotección estatal, recorte de presupuestos, en donde cada vez es más evidente que la educación pública en Colombia, al contrario de ser la gran niveladora social , representa el menosprecio por el capital social de un sector juvenil vulnerable de la nación y fuente de muchos de los males que alejan a países como éste del desarrollo sostenible y de realmente pertenecer a democracias sólidas que se fundamenten en el  respeto por los derechos humanos.

Videos de las protestas:

1) https://youtu.be/RmhP4y5ZQUk

2) https://youtu.be/wmH4-NE8ULs