La migración centroamericana en la pandemia de la COVID-19 Central American migration in the COVID-19 pandemic
La pandemia ha llevado a reflexionar sobre los retos que han enfrentado los migrantes centroamericanos, tanto en el ámbito humanitario, social y económico. Aunado a ello se resalta la prevalencia de un modelo de desarrollo excluyente y desigual en el cual se desenvuelve esta población. Este documento presenta una mirada sobre los movimientos migratorios centroamericanos en el período de la pandemia por COVID-19 en el año 2020. Se pretende a través de la Encuesta sobre Migración en la Frontera Sur de México (EMIF Sur), analizar y caracterizar flujos migratorios provenientes de Guatemala, Honduras y El Salvador, que se desplazan en búsqueda de trabajo al territorio mexicano y/o estadounidense. Se concluye que los movimientos migratorios durante el período de la pandemia continúan en las fronteras y en las dinámicas de circulación de la población inmigrante, una migración inacabada que deberá ser interpretada en futuros trabajos a la luz de conflictos y aspectos históricos, sociales, económicos y culturales.
La pandémie a conduit à réfléchir sur les défis auxquels les migrants d'Amérique centrale ont été confrontés, tant dans les domaines humanitaire, social, qu'économique. A cela s’ajoute, la prévalence d'un modèle de développement exclusif et inégalitaire dans lequel évolue cette population. Notre article un aperçu des mouvements migratoires d'Amérique centrale pendant la période de la pandémie de COVID-19, en 2020. À travers l'Enquête sur la migration à la frontière sud du Mexique (Emif Sur), il est prévu d'analyser et de caractériser les flux migratoires en provenance du Guatemala, Honduras et El Salvador, à la recherche d’un travail vers le territoire mexicain et/ou américain. Nous en avons conclu que, pendant la période pandémique, les mouvements migratoires se sont poursuivis aux frontières et dans la dynamique de circulation de la population immigrée, migration « inachevée » qui devra être interprétée dans les travaux futurs à la lumière des conflits et des aspects historiques, sociaux, économiques et culturels.
A pandemia levou a refletir sobre os desafios que os migrantes centro-americanos enfrentaram, tanto nas esferas humanitárias, sociais e econômicas. Além disso, destaca-se a prevalência de um modelo de desenvolvimento exclusivo e desigual no qual essa população está inserida. Este documento apresenta um olhar sobre os movimentos migratórios centro-americanos no período da pandemia de COVID-19 em 2020. Por meio da Pesquisa sobre Migração na Fronteira Sul do México (EMIF Sur), pretende-se analisar e caracterizar os fluxos migratórios da Guatemala, Honduras e El Salvador, que viajam para o México e/ou Estados Unidos em busca de trabalho. Conclui-se que os movimentos migratórios durante o período de pandemia continuam nas fronteiras e na dinâmica de circulação da população imigrante, uma migração inacabada que deve ser interpretada em trabalhos futuros à luz de conflitos e aspectos históricos, sociais, econômicos e culturais.
The pandemic has reflected on Central American migrants' challenges, both in the humanitarian, social and economic spheres. In addition to this, the prevalence of an exclusive and unequal development model in which this population operates is highlighted. This document presents a look at Central American migratory movements during the COVID-19 pandemic in 2020. The Survey on Migration on the Southern Border of Mexico (Emif Sur) intends to analyze and characterize migratory flows from Guatemala, Honduras, and El Salvador. They travel in search of work to Mexican and/or US territory. In this case, the period to consider is the COVID 19 pandemic. It is concluded that the migratory movements during the pandemic continue at the borders and in the dynamics of circulation of the immigrant population. This unfinished migration should be interpreted in future works in light of conflicts and historical, social, economic and cultural aspects.
Introducción
La pandemia se desarrolló a través de la enfermedad del COVID 19, misma que se esparció por todo el mundo en diferentes proporciones, además que se enmarcó en un escenario migratorio de una movilidad continua. Sin embargo, a pesar de las restricciones para desplazarse impuestas por los gobiernos, donde se cerraron las fronteras y se establecieron medidas de cuarentena, que implicó la reducción de todos los desplazamientos por el mundo, la migración de centroamericanos persiste a lo largo del territorio nacional. En ese contexto de vulnerabilidad previa en las poblaciones migrantes se han exacerbado, ya sea por la carencia de trabajos formales, la pérdida del empleo, la falta de oportunidades a servicios de salud y la estigmatización como grupo.
México adquirió gran importancia con respecto a los flujos migratorios irregulares provenientes de Centroamérica, los cuales confluyen en las zonas de la frontera sur mexicana con una intensa interacción transfronteriza que data de más de 100 años con Guatemala, ya sea por el comercio local, la entrada de trabajadores temporales y turistas. En ese entorno también se dan eventos desafortunados como la trata de personas, la tala clandestina, el tráfico de drogas y mercancías ilegales; todo ello genera un sistema de movimientos cada vez más complejos y difíciles de controlar, de manera que por un lado se lleva a cabo movilización de personas y mercancías con efectos en el desarrollo regional, y por el otro, aquellas actividades fuera de la ley que involucran efectos negativos en la seguridad pública, nacional y en el desarrollo de las regiones.
Hoy en día a lo largo del territorio nacional se observa una migración importante originada de Centroamérica principalmente por las caravanas de migrantes que buscan llegar a los Estados Unidos, pero que en su trayecto y en el marco de la pandemia del COVID- 19 llevan muchos efectos económicos, sociales, culturales y políticos. Es por ello, que resulta trascendental el tener un panorama ya que constituye un gran reto para el Gobierno Federal, por ello este documento es un acercamiento a este fenómeno, identificando su magnitud y características.
Metodología
El estudio descriptivo se realiza con base en los datos de la Encuesta sobre Migración en la Frontera Sur de México (EMIF). Esta encuesta se aplica de manera permanente para conocer las características de los flujos migratorios en la frontera sur de México. La EMIF es una encuesta con un enfoque cuantitativo principalmente y un muestreo probabilístico, cuya población objetivo son los migrantes procedentes de Guatemala con destino a México o Estados Unidos (El Colegio de la Frontera Norte et al., 2022). Este flujo voluntario está integrado por individuos no nacidos en Estados Unidos o México, procedentes de Guatemala u otro país y que cruzan a México con el propósito de trabajar o buscar trabajo en México o Estados Unidos, o bien, permanecer en alguno de estos países por un periodo mayor a un mes (El Colegio de la Frontera Norte et al., 2022). Para el presente trabajo se utiliza la base de datos del periodo octubre-diciembre 2020.
El cuestionario 2020 de la EMIF Sur contiene más de 31 preguntas y sub-preguntas estructuradas en 8 secciones: 1. Cédula filtro, 2. Datos del migrante y de lugar donde vive, 3. Último lugar de residencia, 4. Cruce actual a México, 5. Expectativas de estancia y trabajo en México, 6. Cruces hacia México, 7. Último trabajo realizado en México y 8. Experiencias en Estados Unidos (El Colegio de la Frontera Norte et al., 2020). De estas secciones se eligen aquellas preguntas que contribuyen al estudio descriptivo del fenómeno migratorio centroamericanos con destino a México o Estados Unidos.
Migración y pandemia
La migración es un elemento de la dinámica demográfica que ha acompañado al ser humano a través de la historia, llevando consigo transformaciones sociales y económicas. Es por ello que es fundamental entender la migración, sus definiciones son amplias y diversas y el revisarlas permite comprender el punto en el cual se centrará el análisis.
El Consejo Nacional de Población (CONAPO, 2022) define como migración “aquel desplazamiento de personas que cambian su residencia habitual desde una unidad político-administrativa hacia otra dentro de un mismo país, o que se mudan de un país a otro, en un periodo determinado”. Así mismo, Arango (2000) considera que las migraciones “se tratan de desplazamientos o cambios de residencia a cierta distancia –que debe ser “significativa”- y con carácter “relativamente” o con cierta voluntad de permanencia” (pág. 9).
De acuerdo a la Organización Internacional para las Migraciones (OIM, 2019) establece que la migración internacional es un movimiento de personas fuera de su lugar de residencia habitual y a través de una frontera internacional hacia un país del que no son nacionales” (pág. 137). En esta definición se hace hincapié a personas que han dejado su país de origen, para llegar a un país destino. De manera similar la Organización de las Naciones Unidas (ONU, 2015), define a la migración internacional como aquella circulación de personas a través de las fronteras para residir de manera permanente o temporal en un país distinto al de nacimiento o ciudadanía.
La pandemia de COVID 19 ha afectado a todas las personas del mundo. Dentro de las medidas implementadas está la reducción de la movilidad humana, afectando a todas las esferas de la población, y el movimiento de la migración centroamericana a través de las caravanas de migrantes. Estas afectaciones han llevado consigo un destino que impacta en la vida de la sociedad, a las familias, los ciudadanos, el mercado, el Estado, así como toda actividad productiva. El coronavirus originado en Wuhan China, se ha convertido en un problema de escala mundial, nacional, regional y local. La vida cambió de manera impresionante desarrollándose con dificultades y con grandes consecuencias, de manera que los gobiernos han sido sorprendidos, de formas que no tenían previstas siendo un problema mundial con costos económicos, fiscales, sanitarios y sociales, por lo que todas las problemáticas que surgieron tanto en el ámbito social y económico afectaron de manera desmedida el mercado laboral y la migración de las poblaciones. Por primera vez en mucho tiempo, en el año 2020 el volumen de la migración se redujo de manera significativa.
En los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la contracción de la inmigración no estacional, perceptible ya en el primer trimestre del año (-18%), entró en caída libre en el segundo trimestre (- 72%). Así mismo, la reducción del número de permisos de residencia, las solicitudes de asilo y de las cifras de refugio no han sido menores. (Arango, et al.: 15).
La migración se convirtió en una opción para millones de personas centroamericanas, mucho antes de la pandemia de COVID-19, esta migración a través de su masificación en las caravanas de migrantes mantenía una presencia dentro de México, la cual junto con los patrones de migración se han ido transformando. Los flujos migratorios incluyen a personas que ingresaron al país de manera documentada hasta aquellas que lo han hecho de forma irregular, observándose solicitantes de asilo, refugiados, víctimas de trata, entre otros. De acuerdo a la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), más de 500,000 personas se han visto afectadas por desplazamientos forzados, saliendo de Centroamérica con la intención de llegar a los Estados Unidos, donde en el período de gobierno de Donald Trump dadas las restricciones implementadas en los Estados Unidos, originó que en México se incrementaran las solicitudes de asilo (UNESCO/COPRED, 2021). Actualmente, la inmigración de población de países centroamericanos en México adquirió importancia reconociéndose como un país de tránsito en el corredor migratorio, debido al incremento en sus flujos migratorios y del lugar que se le ha dado en el contexto de tensión geopolítica con los Estados Unidos.
Centroamérica es un territorio caracterizado por presentar un panorama de pobreza y violencia, con fuertes contrastes y dinámicas internas propias donde la expresión de la migración ha sido de manera masiva en términos territoriales, presentándose los movimientos de poblaciones en la búsqueda de la reproducción y sobrevivencia. En el marco del cierre de fronteras y la implementación de restricciones a la movilidad, se ven reflejados los efectos particularmente evidentes para las poblaciones migrantes, solicitantes de asilo y en tránsito, pero no así para la circulación de mercancías (Prunier y Salazar, 2021).
Anualmente los ciudadanos de los países de Guatemala, Salvador y Honduras abandonan sus hogares de manera forzada huyendo de altos niveles de pobreza y desigualdad, problemas políticos, inseguridad y crimen organizado, desastres naturales y hambrunas. Por lo que desde el año 2018 las caravanas de migrantes han sido un fenómeno social masivo de personas que se movilizan a través de estos grupos. Se calcula un estimado de 8 mil a 10 mil personas que se desplazan a la frontera con los Estados Unidos (UNESCO/COPRED, 2021).
Las poblaciones de los países centroamericanos han presentado grandes movimientos migratorios, principalmente los países denominados del triángulo norte (Guatemala, El Salvador y Honduras), los cuales han ejercido una fuerte afluencia de migración con destino a los Estados Unidos, dadas las condiciones de pobreza, violencia y exclusión en sus países de origen (Canales y Rojas, 2018). Hoy en día se sabe de grandes grupos migratorios o caravanas de migrantes que han salido de estos países en busca del sueño americano. Sin embargo, todo ello generó impactos importantes en materia social y económica en todos los países involucrados.
Ante los efectos de la crisis sanitaria provocada por la COVID-19, las economías a nivel mundial se estancaron y México no fue la excepción con el cierre de empresas y negocios y la pérdida de empleos que agudizaron la crisis del país. Sin embargo, esto no fue causa suficiente ni necesaria para que los flujos migratorios de centroamericanos cesaran al interior del país; ya que debido a su localización geográfica y su cercanía con los Estados Unidos, mantiene en su interior procesos migratorios tanto de entrada como de salida de migrantes, además de ser considerado como destino de varias nacionalidades. De ahí que el tránsito de migrantes centroamericanos a su paso por nuestro país se ha incrementado en los últimos años, y se convirtió en un tema de suma relevancia, no sólo por los volúmenes de población que implica, sino también por la vulnerabilidad y riesgos que los acompaña en donde se involucra el asedio de por grupos criminales y el ser poco cobijado por las instituciones (Franco, 2020).
Asimismo, los migrantes centroamericanos son una población vulnerable y expuesta a riesgos como son: las bandas delictivas, el narcotráfico, la trata de personas, las cuestiones políticas e institucionales, que por un lado promueven un enfoque de derechos y por el otro, en la práctica no existe como tal. El analizar la migración de estos espacios territoriales permite identificar la zona sur de México como un lugar poco atendido en materia de políticas gubernamentales, escasa consideración en programas oficiales y desigualdades profundamente arraigadas aunado a una marginación elevada. Además, la debilidad institucional conlleva varios obstáculos para regular los fenómenos sociales fronterizos, como en este caso la migración.
El análisis del fenómeno migratorio permite comprender cómo las personas cruzan las fronteras nacionales con el fin de llegar a un país mejor desarrollado, respondiendo a un origen muy de antaño y arraigado de manera directa con las condiciones de desigualdad social provocadas por los desgastados modelos económicos y situaciones que convierten su lugar de residencia en un país de máximo riesgo para sus familias, sumado a esto la búsqueda de una vida promisoria y de mejores expectativas que se ha construido en la llegada a los Estados Unidos, donde la población centroamericana migrante busca alternativas sin importar los riesgos que lleve consigo, ya que aún es mejor la opción de los riesgos al migrar a la que tiene en sus lugares de origen donde escasean las opciones de empleo, desarrollo y seguridad (Gutiérrez, et al., 2020).
Estas poblaciones de inmigrantes se ven afectadas por la pandemia de la COVID-19 de una manera diferente y más profunda que las poblaciones nacionales que, pese a las restricciones al transporte internacional generadas por motivos sanitarios, algunos programas de deportación que afectan a ciudadanos latinoamericanos continuaron vigentes. Por ejemplo Estados Unidos impuso restricciones de viaje y suspendió temporalmente los procedimientos de asilo, pero mantuvo en pie las deportaciones, incluyendo la expulsión de menores de edad no acompañados.
Los desplazamientos de centroamericanos en territorio nacional se llevaron a cabo de manera irregular junto a la pandemia de la COVID-19, que ha implicado infinidad de peligros además del contagio del virus. Los inmigrantes buscan una salida de sus lugares de origen, donde padecen de desigualdades sociales. Además, la población migrante centroamericana se desempeña fundamentalmente en la economía informal, con condiciones de trabajo inseguras y un acceso limitado a derechos laborales. Aunado a ello, la pandemia evidenció la falta de acceso a los diferentes servicios de salud e hizo más evidente la brecha económica existente.
La pandemia afectó de manera desmedida a los migrantes, las restricciones de desplazamientos, cierre de fronteras, el endurecimiento de las políticas de migración, el desempleo, la discriminación; situaciones que en algunos casos ya existían desde antes de la pandemia se hicieron más graves y ahora con mayores riesgos de contraer enfermedades infecciosas; sin embargo, todo ello no ha detenido estos flujos migratorios los cuales imperan pese a la situación actual pandémica. De manera que se pueden observar grandes desafíos y problemas estructurales que ya prevalecían pero que con la pandemia se han magnificado, mismos que deben ser resueltos por los gobiernos para llegar a una equidad, a una gobernanza, oportunidades y sociedades más igualitarias.
Caracterización de la migración centroamericana que transita por México
La identificación de los migrantes centroamericanos es esencial para la comprensión del fenómeno migratorio en la coyuntura actual. De acuerdo con los resultados de la EMIF Sur octubre-diciembre 2020, los migrantes procedentes de Guatemala son 2449, de los cuales 2080 son hombres (85%) y 369 mujeres (15%). En la figura 1 se observa que la mayor parte de los migrantes, tanto hombres como mujeres, se ubica en el grupo de edad de 25 a 35 años, seguido del grupo de edad 35 a 45 años. En el último grupo de 75 a 85 años solamente se ubican hombres (El Colegio de la Frontera Norte et al., 2022).
Figura 1: Migrantes por grupos de edad y sexo, 2020
Fuente: datos de la EMIF, 2020.
Los resultados obtenidos muestran una prevalencia de población joven en edad productiva y reproductiva. Con respecto al sexo se observa una menor presencia de mujeres en la población migrante centroamericana, pero no menos importante ya que se convierte en una condición que las hace vulnerables a los riesgos, pudiendo ser el objetivo de grupos delictivos dedicados a la trata de personas y prostitución. Por su parte los varones no están exentos de esto peligros convirtiéndose en un blanco vulnerable llevando consigo a una crisis humanitaria.
Los migrantes procedentes de Guatemala durante el periodo de levantamiento de la EMIF 2020, provienen de las localidades Tecún Umán, El Carmen, La Mesilla y Santa Elena, en la frontera con México como se observa en el mapa 1. En otros periodos de levantamientos de encuestas también se registraron migrantes de otras localidades como El Naranjo, Gracias a Dios y Aero Guatemala (El Colegio de la Frontera Norte et al., 2022).
Mapa 1: Localidades de Guatemala en la frontera sur de México, 2022
Fuente: información del Colegio de la Frontera Norte et al. (2022).
El 41% de los migrantes encuestados habla alguna lengua indígena. Sin embargo, de acuerdo con su historia, cultura y tradición, el 35.44% pertenece a un pueblo o comunidad indígena, el 64.52% no pertenece y el 0.04% no especificó. En la figura 2 se muestra el número de migrantes por lugar de nacimiento, el 94.68% nació en Guatemala, el 4.01% en Honduras, el 1.27% en El Salvador y solo el 0.04% en Nicaragua (El Colegio de la Frontera Norte et al., 2022).
Figura 2: Número de migrantes por lugar de nacimiento, 2020
Fuente: datos de la EMIF, 2020
Sin embargo, por el país donde viven al momento del levantamiento de la EMIF 2020, en la figura 3 se observa que el 92.31% de los migrantes viven en Guatemala, el 3.89% en Honduras, el 2.49% en México, el 1.27% en El Salvador y tan solo el 0.04% en Anguila (El Colegio de la Frontera Norte et al., 2022). De los migrantes encuestados, el 97% declaró ir a trabajar o buscar trabajo en México o Estados Unidos. Aunque el 94% de los migrantes encuestados expresó que, en este viaje, México es su lugar de destino y el 6% que Estados Unidos (El Colegio de la Frontera Norte et al., 2022).
El 86% de los migrantes viaja solo y el 14% acompañado de un familiar o conocido. De los 350 migrantes que viajan acompañados, el 60.6% lleva uno, el 16.9% dos, el 15.7% tres, el 4.9% cuatro, el 1.7% cinco y el 0.3% seis acompañantes. Asimismo, los acompañantes no son menores de edad en el 64.6% de los casos, 17.8% de los migrantes lleva un menor de edad, 12.7% dos menores de edad, 4.5% tres menores de edad y 0.3% cuatro menores de edad. Los acompañantes menores de edad son hijos de los migrantes en el 34% de los casos, solo algunos acompañantes son hijos de los migrantes en el 0.6% de las encuestas y ninguno de los acompañantes son hijos de los migrantes en el 2% de los casos (El Colegio de la Frontera Norte et al., 2022).
Figura 3: Número de migrantes por el país donde viven, 2020
Fuente: datos de la EMIF, 2020
De los migrantes encuestados el 57.9% vive en unión libre, 3.3% es separado, 0.4% es divorciado, 1.1% es viudo, 18.0% es casado y 19.2% es soltero. El 74% de los migrantes es jefe de familia y el 26% no lo es; en ese sentido, el 73% dijo ser el principal sostén económico de su hogar, el 24% no y el 3% no especificó. Además, los migrantes señalan que su estado de salud es muy bueno (36%), bueno (58%) y regular (6%) (figura 4) (El Colegio de la Frontera Norte et al., 2022).
En relación al lugar o localidad donde viven los migrantes que respondieron la encuesta, el 49% señala que es una zona no urbana, el 41% urbana y el 10% no especificado. Ahora, en cuanto a su condición de trabajo, el 77% afirma que alguna vez ha trabajado en el lugar donde vive, mientras que el 23% nunca ha trabajado en su localidad (El Colegio de la Frontera Norte et al., 2022).
Figura 4: Estado de salud de los migrantes, 2020
Fuente: datos de la EMIF, 2020
De la totalidad de migrantes que nunca han trabajado en el lugar donde viven, el 17.4% respondió que se debe a que no hay trabajo, el 21.6% porque pagan poco, el 38.9% siempre ha trabajado en México o porque pagan mejor en México, el 5.6% era estudiante, el 15.8% se dedicaba a los quehaceres del hogar, el 0.5% por recibir un trato desigual y desventajoso y el 0.2% por otras razones, como se aprecia en la figura 5 (El Colegio de la Frontera Norte et al., 2022).
De los migrantes que trabajaron en el lugar donde viven durante los 30 días anteriores al inicio de este viaje, el 37.8% eran trabajadores a destajo o por obra o tarea, el 37.3% trabajadores a sueldo fijo, el 19.9% por cuenta, el 2.9% patrón(a), el 1.6% trabajadores familiares con pago; ninguno era trabajador familiar sin pago, el 0.2% no respondió y el 0.4% no especificó (El Colegio de la Frontera Norte et al., 2022).
Figura 5: Migrantes que nunca han trabajado en el lugar donde viven, según razones, 2020
Fuente: datos de la EMIF, 2020
Sin embargo, los migrantes también afirmaron que alguna vez les negaron un trabajo (7.96% de ellos), no les han negado un trabajo (89.14%), y quienes no buscaron trabajo en el lugar donde viven (2.86%), finalmente, no especificado (0.04%) (El Colegio de la Frontera Norte et al., 2022). De los migrantes que alguna vez les negaron un trabajo en el lugar donde viven, las razones se observan en la figura 6. El 16.8% por su sexo (ser hombre o ser mujer), de la misma manera que por su edad (16.8%). Por su apariencia (la manera en que se ve) el 10.7%, por el tono de piel (4.1%), por el acento al hablar (2.0%), por ser migrante en ese lugar (1.0%), por ser indígena (5.1%), por falta de experiencia (41.8%). Nadie declaró que la razón es por ser afrodescendiente, y no especificado el 1.5% de los encuestados (El Colegio de la Frontera Norte et al., 2022).
Figura 6: Migrantes que les negaron un trabajo en el lugar donde viven, según razones, 2020
Fuente: con datos de la EMIF, 2020
Gráfico 7: Principales razones por las que los migrantes salen de su país en esta ocasión, 2020
Fuente: con datos de la EMIF, 2020
Por último, en la gráfica 7 se muestran los motivos por los que los migrantes salen de su país en esta ocasión. Las dos principales razones son: Ingresos muy bajos y/o malas condiciones de trabajo (47.6%) y Falta de empleo o crisis económica en su lugar de origen (45.1%). En segundo término, se observan: Violencia o inseguridad en su lugar de origen (2.9%), Motivos familiares (2.1%), Desastres naturales (0.2%). Finalmente, en un tercer rubro podemos situar: Por compras o de paseo (1.6%), Otra razón (0.3%), No respondió (0.04%) y No especificado (0.08%) (El Colegio de la Frontera Norte et al., 2022).
Conclusiones
En términos generales la pandemia provoco afectaciones en distintas esferas de la sociedad, la propagación del virus y los contagios derivados no han sido suficientes para frenar por completo la actividad migratoria. En el período de la pandemia de la COVID-19 la población centroamericana en situación de migración, refugiada y solicitante de asilo ha tenido un papel complicado y de mayor vulnerabilidad que la población. Aunado a ello esta población ha enfrentado múltiples peligros a lo largo de su trayecto, tal es el caso de cierre de fronteras y diversas restricciones implementadas por Estados Unidos y México. También se agravó el acceso a servicios de salud, se expuso a la inseguridad y lo enfrenta en una situación de exclusión y discriminación.
Hoy en día existe una necesidad imperante por entender los movimientos migratorios de centroamericanos, debiera pensarse en generar estrategias seguras y empáticas; incluso durante el período de las restricciones causadas por la pandemia. También, requiere la implementación de mecanismos de regularización migratoria como grupo específico dentro del país, en virtud de poder proporcionar los servicios básicos necesarios para esta población, durante este periodo pandémico.
La migración centroamericana sigue latente y continua, lo que implica grandes retos a resolver para los gobiernos, las características de estos migrantes son poblaciones jóvenes en edades productivas, y con baja escolaridad, proveniente de Honduras, Guatemala y Salvador. Con base en los resultados de la EMIF 2020, el panorama de los migrantes del sur hacia México y/o Estados Unidos constituye una población en búsqueda de oportunidades para insertarse en el sector productivo y que se ha enfrentado a restricciones de acceso al mercado laboral.
Aunque la población mundial ha experimentado la pandemia de la COVID 19, los procesos migratorios en Centroamérica se exhibieron en 2020 y continúan manifestándose como una posible solución a los problemas sociales, políticos y económicos que enfrenta esta región de América. De octubre a diciembre de 2020, periodo del levantamiento de la EMIF 2020, se encuestaron a 2449 migrantes en la frontera Sur de México, donde 2080 son hombres (85%) y 369 son mujeres (15%). La mayor parte de los encuestados en el grupo de edad de 25 a 35 años. Casi la totalidad de los migrantes nació en Guatemala.
Un aspecto a destacar es que casi la mitad de los migrantes habla una lengua indígena y, aproximadamente, el 36% pertenecen a una comunidad o pueblo indígena. Además, los migrantes que viajan acompañados lo hacen de menores de edad, lo que indica que una buena parte son jefes de familia y proveen del sustento en sus hogares. Por lo anterior, las principales razones por las que los migrantes salen de su país son los bajo ingresos o las malas condiciones del trabajo en su lugar de residencia, así como la falta de empleo o crisis económica en su país.
Esta situación se torna aún más complicada porque casi la mitad de los migrantes señala que habita en zonas no urbanas y a algunos de los que han estado en busca de empleo les han negado un trabajo, por diversas causas, ya sea por su edad, sexo, por su apariencia, por ser indígena, por su tono de piel, entre otras. La realidad que vivían los migrantes ya era compleja y con la pandemia se ha agravado. Es una problemática que debe analizarse a profundidad para conocer la dimensión que puede alcanzar, sobre todo porque la emergencia sanitaria no ha terminado.