Tradicionalmente, el poder judicial ha sido considerado como el dominio exclusivo de los hombres y la representación masculina de cierto poder. El cambio social, cualquier que sea el continente, ha permitido gradualmente, aunque de manera desigual y poco equitativa, la llegada de las mujeres a la judicatura, despertando aceptación o rechazo. Los espacios recién construidos dieron lugar así a orientaciones, representaciones y elecciones que alteran los patrones convencionales establecidos.
Pero, ¿cuáles son las razones que inducen a las mujeres a iniciar una carrera de magistrada o jueza? ¿ Qué formación reciben para acceder a este cargo? ¿Qué tipos de perfiles social, cultural e intelectual presentan? ¿Cómo encajan en la institución judicial? ¿Asistimos a una banalización de su acceso o sigue siendo relevante hablar de una categoría de género a la hora de analizar el poder judicial hoy en día? ¿Cuál es el proceso de integración al que están sometidas? ¿Sigue su aceptación estrategias particulares? ¿Cuáles son sus perspectivas de carrera? ¿Cómo combinan la esfera privada (familiar) y la esfera profesional? ¿Cómo las consideran la sociedad y los litigantes? Dependiendo del continente, ¿ impacta el poder judicial la presencia de magistradas y juezas?...
Al mismo tiempo, debemos cuestionar la Justicia como institución en el mismo seno de las democracias occidentales así como en otras latitudes donde lucha por hacer oír su voz frente a unas democracias debilitadas y por romper el silencio que la rodea para permitir el surgimiento de formas progresistas de pensamiento.