¿Epílogo?
Freddy Galeano
Después de haberse conseguido un tratado de paz con las FARC - una de las guerrillas-, resulta temerario hablar de postconflicto. Se evidencian situaciones notoriamente complejas que dejan ver el difícil momento por el que atraviesa el camino, hacia escenarios deseados de paz en Colombia.
En primera línea, están las elecciones presidenciales para el 2018 en donde es manifiesta la fuerza que han tomado los partidos políticos de derecha que, apoyados en la fuerza conservadora de la Iglesia, buscan cambiar lo ya pactado entre gobierno y las FARC. En segundo lugar, están las trabas del Congreso para permitir que la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) pueda entrar a cumplir con sus funciones para las que fue creada, en especial el hecho de que las víctimas hayan perdido su derecho a tener voz y voto en el Congreso, lo que ha deteriorado ya, de manera notable, lo acordado en la Mesa de la Habana.
Por último, la acción más grave que pone en jaque los diálogos de paz con la guerrilla del ELN: el atentado terrorista por parte de este grupo en la ciudad de Barranquilla, donde mueren varios policías y muchos otros resultan gravemente lesionados, por lo que el presidente Juan Manuel Santos determina la suspensión oficial de la mesa de conversaciones con la guerrilla. Lamentablemente resulta difícil pensar que no van a seguir sucediendo atentados
Así las cosas; queda aún mucho por resolver en este complicado escenario colombiano. La Paz no se consolidará sin profundas reformas sociales que busquen cambios reales, en el comportamiento de la justicia, las políticas públicas, la sociedad colombiana, sin que se dé una lucha frontal y eficaz contra la corrupción y, sin que trascienda de una responsabilidad personal a una responsabilidad política de todos y cada ciudadano colombiano.